Bitácora de Josini, un asturianu ciudadanu del mundu

mayo 8, 2016

Sueños y realidad

Filed under: Uncategorized — by elasturianu @ 1:45 am

Un amigo que es director de cortos me sorprendió invitándome a interpretar un papel secundario, el de un vampiro greñudo y mal vestido, delgado y ágil, que tiene los ojos rojos. La moraleja del corto va a ser que la realidad puede no distinguirse de un sueño, y un sueño puede ser algo tan real como la realidad. Por supuesto que me adherí inmediatamente a la propuesta, porque debo de ser el único feligrés de la anómala religión de los sueños, cuya doctrina consiste en aceptar que no vivimos en una realidad, sino en un sueño que se acaba con la muerte.

No sé si será fácil o difícil buscar nuevos adeptos a mi fe. Probemos. Las siguientes líneas serán para convencer a los incultos vagabundos de la vida, a los incrédulos mortales que se pierden en los caminos de los prostíbulos y de las hipotecas, de que cuando le gritan «cabrón» al árbitro el domingo o cuando gimen un «te quiero» debajo de las sábanas, lo único que hacen es deslizarse por el suelo cavernoso de un sueño, y que algún día despertarán de él.

El guión es simple y perfecto, su mensaje se desenrolla con suavidad de unas tres o cuatro páginas con un tempo literario que teóricamente…

Oh, my God! ¡Cómo pasa el tiempo! ¿Hace ya ocho años que mi amigo me pidió interpretar a aquel vampiro? ¿Hace ocho años que dejé este post en el estado de borrador?; ¿ocho, que no entro en mi propio blog, ni siquiera para limpiar un poco la cocina? Yes, that’s true. Me acabo de despertar de un sueño que se ha extendido sobre miles de días con sus noches, miles de veces el sol me ha guiñado el ojo y yo sólo me acuerdo de haberle respondido una sola vez. Ahora, en mi nueva realidad de ocho años más viejo y más tonto, la vida tiene otra textura, una mucho más amarga. Hay una densidad en el aire de mi habitación que no había entonces, una densidad que me ahoga. Aunque esta no es mi habitación; ¿en qué habitación me he despertado? Recuerdo…, recuerdo…

Recuerdo, como en sueños, que una vez le pregunté a mi amigo qué había sido de aquel proyecto vampírico y cinematográfico, y me dijo que había conseguido actores profesionales y lo había rodado al fin. Me alegro por él. Tu sueño se rodó con sus personajes y sus escenas, una en la cocina de tu casa, otra en la playa. Ahora sueña un nuevo cortometraje, uno de esos que tanto me gustan porque me hacen pensar. Al final, como Jung venía a decirnos, todos soñamos el mismo sueño. Querido amigo Jung, tenías razón. Cada uno de los que nacemos, cargamos el mismo sueño nada más arrancar. Somos como los muchos y diferentes instrumentos de una orquesta; los músicos nos están afinando, y lo queramos o no, vamos a desgastarnos en nuestro cometido. Ese violín no es consciente de que canta a la alegría de seguir vivo, y ese chelo vagamente siente que camina derecho del invierno a la primavera. Todos vamos a ser piezas en la melodía de alguien. Todos dentro del mismo escenario, la misma pieza para todos. El sueño de ser hombre. La pesadilla de ser hombre. El niño que sueña ser hombre, y el hombre que sueña volver a ser el niño que fue. Voy recordando trazas del sueño que acaba de irse. Soñaba que acariciaba la barbilla de mi perro, y me extrañó que fuera de esa forma tan redonda y ese pelaje fino tan negro. Mi perro que hace un año menos dos meses, se despertó de su propio sueño de perro. Querido Jung, era verdad que todos tenemos que soñar la misma película con diferentes escenas, así cada noche hasta el instante antes de despertar.

 

agosto 24, 2013

Taller de escritura creativa de Román Sanz en Gijón

Filed under: Cultura,Lecturas — by elasturianu @ 6:47 pm

Hace mucho que no escribo en este olvidado blog, y la mejor manera de volver a él es promocionando un buen taller de escritura creativa.

Si necesitas ayuda para arrancar con ese cuento que se te atranca, o algún consejo de un escritor profesional (en este caso, de mi amigo Román Sanz Mouta) para ese relato breve que quisieras publicar en alguna revista, te invito al taller de Román los siguientes 9 y 20 de septiembre, de 20 a 22 horas en la Avenida de la Costa 81, bajo, Gijón. Se necesita inscribirse enviando email a info@formacionspazio.com o llamando al 615984372. En breve me inscribo yo el primero, sólo son 3 euros por sesión.

Escribir relatos, novelas, poemas, ensayos u otros géneros es un placer, pero para escribir bien hace falta práctica, oficio (véase el poco que tengo yo). Ya en los años 70 los escritores argentinos se dieron cuenta de que el oficio de escritor se puede enseñar: hay un corpus de conocimiento que fluye de maestro a alumno, pero en el que el alumno también aporta mucho. ¿Creían en la posibilidad de enseñar este oficio-arte, como se enseña la gramática por ejemplo, o necesitaban ganarse la vida? Tal vez las dos cosas. Los talleres de escritura creativa madrileños tienen su antecedente en este salto cualitativo que dieron los argentinos en un oficio del que siempre se supuso que «hay que estar en gracia» o «haber nacido para ello». Ya mucho antes, en las universidades norteamericanas se enseñaba a ser escritor, y Jack London pasó con cierta pena por este método novedoso. Hoy en día, muchas de las grandes escritoras norteamericanas como Amy Hempel o Alice Sebold han salido de los talleres universitarios o se han sumado a ellos como profesoras. Y qué decir del dios que estás en los cielos, Raymond Carver.

Ánimo, no temáis a la página en blanco. Nos vemos en el taller.

Jose.

noviembre 27, 2011

Middlesex (2002) de Jeffrey Eugenides

Filed under: Ciencia,Cine,Cultura,Filosofía,Historia,Inmigración,Lecturas,Libertad — by elasturianu @ 10:31 pm

Tengo una deuda con este libro y con su autor. Durante los años que ha durado su lectura, tres o cuatro desde que una amiga me lo dejara -con la promesa de que me iba a gustar-, la he aparcado una y otra vez, sustituyéndola por la de cualquier otra novela que me proporcionase más intriga. La falta de tensión del tramo central de esta novela de más de 600 páginas es su único defecto. Pero, ya pasada la mitad, a medida que el protagonista llega a la adolescencia, la tensión que su cuerpo físico y sus deseos le hacen padecer la colocan en escenas a veces dignas de una buena novela de aventuras. Las 100 primeras páginas las disfruté y las 300 ó 400 siguientes me divertían y me aburrían a partes iguales. Las 100 ó 200 últimas,  intrigado y enternecido, las he recorrido en menos de quince días -soy lento-. Finalicé hoy mismo la lectura con la pena de que no durase otros cientos de páginas más.

Calíope nace niña, pero… Buscad si quereis en la wikipedia información sobre el movimiento a favor de la intersexualidad, esas personas hermafroditas de las que no se habla porque es un tabú superior al de la vida real de la real casa española. A mí no me produce morbo sino indignación, porque quienes participan de ambos sexos se encuentran con la exclusión social y familiar. Ya había leído la historia de la monja española del siglo XVII, a la que un médico descubre un pene atrofiado en el interior de su vagina. Sabía de mujeres que parecen tales, pero que nunca tuvieron una menstruación y de las que su análisis cromosomático dice que son hombres. Cuando veía en los documentales cosas relacionadas con éstas, me sentía como pocas veces ligado a la naturaleza -aunque de una manera extraña y políticamente incorrecta-: en los de la 2, he visto asombrado que algunos peces de río y de mar cambian de sexo cuando hay poco alimento, mucha contaminación o en otras circunstancias -normalmente se convierten en hembras-, o que los cocodrilos se vuelven hermafroditas ante el hambre y se fecundan a sí mismos. Parece que a la naturaleza le resultata fácil saltar mil millones de años atrás en la evolución y llevarnos a la época de la ambigüedad en el sexo. Me alegra sentir que el homo sapiens sapiens no es una especie superior, pues participa de las mismas reglas evolutivas del planeta, a pesar de haberse desligado de él.

Hay varias cosas diferentes que en nuestra cultura sabelotodo se mezclan, pero que en cada persona componen una configuración propia que ha de respetarse y de vivirse. Las dos primeras son la disposición genética sexual y la apariencia sexual, que siempre determina una educación sexual elegida por los padres pero no siempre acertada, como veremos ahora.

Primero está la disposición genética o cromosomática: desde el instante de la fecundación, somos o macho o hembra. Este cromosoma XX o XY puede dejar paso a un irregular arranque hormonal en el feto. Entonces, por ejemplo, en un varón genético con cierta intolerancia a las hormonas de su sexo -la ciencia no sabe aún por qué ocurre- pueden acabarse formando genitales interiores y exteriores no exactamente como los «normales»: tendrá el tercer sexo, formará parte de la tercera humanidad, que todavía no sale en los informativos -pero llegará, llegará-; o simplemente parecerá una mujer por fuera y estará latente y sigiloso el sexo masculino, no desarrollado. La apariencia sexual no acaba aquí su periplo: en la siguiente guerra hormonal de su vida, la adolescencia, la sexo genético no desarrollado lanza ahora sus hormonas propias y se produce de manera natural e incompleta el cambio. Apariencia sexual no es siempre lo mismo que el sexo inicial con el que  nuestros padres nos crean y conforma al cual nos educan.

La antipatía social hacia el tercero de los puntos ha desencadenado muchas manifestaciones desde los años 60 y espero que surgan más aún, hasta llegarse a la normalidad. Se trata de la condición o preferencia sexual: ser homosexualidad, heterosexualidad o bisexualidad.

El cuarto es la identidad sexual: uno puede ser un hombre en el cuerpo de una mujer o viceversa -y esto nos hace volver al punto primero-, que nada tiene que ver con que a esta persona le gusten las mujeres, los hombres, o ambos. Todo esto da lugar a tantas combinaciones y es tan complejo, que no me extrañaría que quienes se sienten del sexo opuesto fueran muchas veces pero no siempre genéticamente de dicho sexo. Por eso, y saltándose el determinismo de la ciencia, ejercicio que se hace en la novela de Eugenides y que le da valor humano en la era Punset, hay que anotar lo más imortante, aquéllo que la cultura occidental ha de respetar y apenas ha comenzado: la decisión personal de cada individuo sobre qué es.

Middlesex mantiene durante todas sus líneas unas constantes que la convierten en una gran novela: una narración cómica de cada hecho acontecido, incluso de los más dramáticos; y una sutil y profunda comprensión del alma femenina que hace verídica esa particular narración en tercera persona, a la que se le va sumando una visión de los peores ejemplares del sexo opuesto, el masculino, lamentable pero objetiva. Además, es una narración en la que se atrapa y se comprende el alma americana, poblada por guetos de inmigrantes en donde algunos a veces ascienden en status, pero que nunca pasan a ser americanos por completo -o sí, si aceptamos que los americanos no se han integrado entre sí del todo-. También podemos aprender noveladamente partes de la historia no contada de los Estados Unidos y de la historia de la Turquía griega, en donde arranca este largo relato.

Mis respetos a Jeffrey Eugenides, creador también de «las vírgenes suicidas», novela transformada en una película que me gusta mucho.

junio 14, 2010

Sincronicidad

Filed under: Psicología,Sueños — by elasturianu @ 10:03 am

Si le das una patada a un perro, o te muerde o huye. El que te muerda es la consecuencia de la patada, que es la causa. B y A son dos hechos relacionados por la causalidad.

Si doblas una esquina y te encuentras con Feliciana, tu prima, a quien no veías hace diez años, te llevas una gran sorpresa. Dos hechos que juntos te sorprenden. Giraste en la esquina de la floristería en vez de cruzar la calle para comprar el periódico antes de que salga el tren y no después, cuando llegues a tu destino, por ejemplo, Candás. Si antes de doblarla te hubieras agachado a atarte los cordones del zapato o a rascarte la oreja -y qué tonto eres si te rascas la oreja agachado y en medio de la calle-, no te hubieras encontrado con Feliciana. Cosas de vivir bajo las leyes del caos. Lo importante es que ambos hechos están relacionados por la casualidad.

Si una mañana a las diez te despiertas con un sueño en el que despedías a una amiga que se marchaba en barco, y unas horas más tarde, mientras trabajas, te viene una tristeza repentina y tan honda que te hace llorar sin saber muy bien el motivo, entonces te pasó lo mismo que a una amiga de uno. Puede acontecerle a cualquiera, porque nuestro inconsciente tiene esos caprichos de melancolía; todavía no está relacionado nada con nada.

Ahora bien, esta chica que en el sueño se embarcaba para no recuerdo qué isla del inconsciente de mi amiga, se murió fortuítamente esa misma mañana, sobre esa hora del llanto. Vamos a poner a mi amiga el nombre de Matilde y a la suya, ya muerta, el de Anabel; por aquello de mantener los anonimatos y de no aburrir al lector con las mismas palabras siempre. Matilde hacía tiempo que no veía a Anabel y no eran amigas íntimas, sólo amigas.

Cuando Matilde me contó todo, tuve que extraerle la información de a qué hora se despertó, a qué hora se enteró de la muerte de Anabel y a qué hora murió ésta. Hasta que yo no indagué todo esto, mi amiga no era consciente de estas proximidades en el tiempo de los tres acontecimientos.

Cualquier lector sabe de casos parecidos o al menos con ese toque de lo extraño, toque similar a estos tres hechos: el sueño de Matilde, su llanto y la muerte de Anabel. Si es escéptico pasará página o buscará explicaciones plausibles; es posible que las encuentre. Pero una vez encontradas, habrá de explicar otros dos hechos distintos que le pasó a otro lector el seis de Marzo, y otros dos que me pasaron a mí el día del cumpleaños de Puki y dos más que a tí te sucedieron la noche en que te quedaste a estudiar hasta las cinco de la mañana. El lector creyente en el más allá tiene una explicación sencilla, demasiado fácil. No me convencen ni la del creyente ni la del escéptico, y lo más razonable que he encontrado es la teoría de la sincronicidad de Carl Gustav Jung.

La sincronicidad no es fácil demostrarla científicamente, pero es una teoría racional. Me gusta que sea cognoscible y que haya sido estudiada con rigor por algunas personas, Jung y otros. Dice que la casualidad y la causalidad no son la única manera en que los fenómenos o hechos de la naturaleza se relacionan. Existe otra, la cual podría explicar muchos fenómenos extraños y algunos paranormales. Qué palabra más denigrada y horrible. Según esta teoría, el sueño, el llanto y la muerte acontecidos y aquí comentados se relacionarían por el significado o por la finalidad de todos ellos sumados entre sí, y dentro del contexto de estas personas.

Como dije, Anabel y Matilde no eran especialmente amigas. Pero mentí, porque ésta es una opinión que me mencionó Matilde mientras me contaba todo. En mi opinión, sólo si Anabel era más importante para mi amiga de lo que ésta suponía hasta entonces, puede comprenderse algo tan extraño. Así se lo hice saber a Matilde, lo meditó y lo aceptó. Desde entonces pienso que estos hechos se relacionaron entre sí por la finalidad para la que acontecieron. Es difícil pensar en finalidades porque acostumbramos a pensar en motivos o en la casualidad.
No creo en la vida después de la muerte. Pero un fenómeno sincronístico como este que relato, recibe ahora una explicación racional y cognoscible: hay en la naturaleza cierta intimidad entre algunas cosas que ocurren. La probabilidad y la teoría de la patada y el mordisco no lo explican todo.

13 de Junio del 2010
José Luis Tuñón Ostiello

abril 28, 2009

El Papasida

Filed under: Uncategorized — by elasturianu @ 10:27 pm

Efeméride política:

En el 28 de Diciembre de 2010 el Papa Bededicto admite públicamente la responsabilidad de la Iglesia Católica en la propagación del sida en África. Ese día dice textualmente su Santidad:

“Africa es un país bárbaro poblado por brutos ignorantes y fácilmente manejables. Llevan más de un siglo creyéndose todo cuanto nosotros les anunciamos. Literalmente se matan por hacernos felices. Una palabra mía es para ellos una sentencia divina. Ojalá fueran así de ingenuos mis díscolos europeos.”

octubre 30, 2008

El corazón de las tinieblas, y El hombre duplicado

Filed under: Cine,Lecturas — by elasturianu @ 4:34 pm

El corazón de las tinieblas arranca en la cubierta de un barco anclado a la orilla del Támesis, Marlow se sienta y comienza a hablar de su viaje río a través hasta el interior del África conlonial. En este periplo que debería de estar lleno de aventuras, sin embargo Marlow oye hablar una y otra vez de un tal Kurtz, que trabaja para su misma compañía. Todo el mundo está fascinado por Kurtz, blancos civilizados y negros salvajes, quienes lo idolatran como a un dios. Kurtz ha de ser un hombre extraordinario y con profundo conocimiento de la vida, y Marlow quedará eclipsado por su personalidad mucho antes de conocerle, y mucho después de dejarle.

Los siguientes dos primeros extractos son de El corazón de las tinieblas:

«…La vida es algo gracioso, ese acuerdo curioso de la lógica despiadada por un propósito fútil. Lo más que se puede esperar de ella es un poco de conocimiento de uno mismo, que llega muy tarde, y una cosecha de remordimientos que no se extinguen. He luchado a brazo partido contra la muerte. Es el torneo menos emocionante que podáis imaginar. Tiene lugar en una tristeza impalpable, sin nada por debajo de los pies, sin nada alrededor, sin espectadores, sin clamor, sin gloria, sin el gran deseo de victoria, sin el gran miedo a la derrota, en una atmósfera enfermiza de escepticismo tibio, sin demasiada fe en tu propio derecho, y todavía menos en el de tu adversario. Si esa es la forma de la sabiduría final, entonces la vida es un enigma mayor de lo que algunos de nosotros pensamos. Estuve a la distancia de la achura de un pelo de la última oportunidad para pronunciarme, y descubrí con humillación que probablemente no tendría nada que decir. Ésta es la razón por la que afirmo que Kurtz era un hombre extraordinario. Él tenía algo que decir. Lo dijo. Desde que yo mismo me había asomado al abismo, comprendo mejor el significado de su mirada, que no podía ver la llama de la vela, pero era lo suficientemente amplia para abrazar el universo entero, suficientemente penetrante para atravesar todos los corazones que laten en las tinieblas…»

Con el extracto vemos enseguida ni una sola palabra sobra, porque todas ellas juntas agitan esos corazones que laten en las tinieblas, preguntándoles si viven para algo, o solo para morir, y preguntándoles también si tienen algo que decir a los demás.

«…qizás toda la sabiduría, y toda la verdad, y toda la sinceridad, están comprimidas en un instante inapreciable del tiempo en el que atravesamos el umbral de lo invisible…»

La vida, el conocimiento y la muerte. Pero la virtud de este libro y de este autor, la de traernos una reflexión muy importante, quizás la más importante de todas, y de hacerlo con elegancia, también viene peguada a su mayor defecto. Este es el de de una lectura densa, guiada por un monólogo incansable. El corazón de las tinieblas contiene reflexión y sólo reflexión. La reflexión es un torrente que no descansa, no hay puntos y apartes donde dejar la lectura para la mañana siguiente, y vale más no leer de noche, antes de apagar la luz, porque lo cansado que estamos puede llevarnos a despreciarla o a tomarla por aburrida.

Alguien que haya leído El hombre duplicado, de José Saramago, pensará que tal vez se parezcan. Nada más lejos de la realidad. En este estupendísimo libro, Saramago también regala escasos puntos y aparte, pero no marea con los diálogos -tampoco Konratz lo hace mucho-, y lo más importante, hay una acción clara e interesante que nos ancla en el personaje y en la historia. Y la historia de Saramago es de lo más intereante: un hombre aburrido, maestro de historia en una ciudad anónima, descubre viendo una película que tiene un doble exacto a él. Misma cara, mismos lunares. Su vida cambia en ese instante, como si fuera un motor que arranca a trompicones y pide guerra, después de haberse pasado diez años en el garaje. Motores así no existen, y tampoco hombres duplicados. Y esa es la reflexión que Saramago transmite a través de esta historia paradójica, y no a través del verbo y del lenguaje: ¿qué somos, si ya no somos únicos?.

Respecto a El corazón de las tinieblas, otras páginas os pueden dar una visión más amplia que toca los aspectos:

El corazón de las tinieblas, la colonización y los derechos humanos.
http://www.caam.net/es/exposiciones/b11/2004/ex_tinieblas.htm

– El corazón de las tinieblas, y su adpatación cinematográfica más famosa: Apocalypse Now, película mítica de Francis F. Coppola.
http://www.espacioblog.com/thecornerbookshop/post/2006/05/04/un-viaje-el-corazon-las-tinieblas

octubre 21, 2008

Dopaje intelectual y bioética

Filed under: Ciencia,Filosofía,Lecturas,Sociedad — by elasturianu @ 12:21 pm

En la prensa de hoy (El País, 21 de Octubre del 2009), Mónica L. Ferrado firma un artículo sobre el dopaje intelectual dentro del mundo científico. Estamos acostumbrados a la competencia desleal en el deporte, pero no sabíamos que el mundo de los investigadores científicos fuera tan competitivo. Voy a publicar algunos extractos que harán una idea del tema y que darán lugar a algunas reflexiones por mi parte.

Por ejemplo, el subtítulo dice: «Los fármacos destinados a mejorar las aptitudes cognitivas en ancianos y mayores también caen en manos de científicos. Un 20% reconoce que se dopa». Esto puede alertar sobre la magnitud del hasta ahora desconocido dopaje intelectual, pero además a mí me da que pensar lo siguiente: ¿es lo mismo tomarse un medicamento o una droga para paliar un dolor, controlar una enfermedad o una patología, o prevenir una enfermedad futura, que usar esos mismos tipos de sustancias por capricho intelectual?.

«…En una sociedad en la que la inteligencia es un valor, ¿qué implicaciones puede tener?…Si se reconoce valor a obras de artistas creadas bajo la influencia de drogas, ¿por qué no potenciar habilidades cognitivas como la concentración, la memoria o la vigilia para rendir más?. Si se viene consumiendo café o haciendo yoga para mejorar estas habilidades, ¿por qué censurar un posible fármaco que ayudase a rendir más?…».

En estas líneas anteriores la autora del artículo examina algunos de los argumentos más interesantes de quienes, dentro del mundo científico, apuestan por no poner trabas al autodopaje. Pienso que siempre hay que mirar con dos ojos las argumentaciones de los tuyos, y con tres o cuatros las de tus adversarios. Por ejemplo, admitir validez moral a este argumento supondría, entre otras cosas, que: como en algunos casos vale o valió, entonces vale siempre. Sobre todo vale para lo que a mí me interesa.

Se trata de una política de hechos consumados que todo lo justifica, una argumentación fácil que pasa a crear una jurisprudencia moral de posibles consecuencias fatales, ramificadas en un árbol de problemas éticos sin límites en su extensión y en su duración. Supone además abrir la caja de pandora, una caja compuesta de un número inconmesurable de extractos históricos que validarán cualquier cosa que queramos hacer, cualquier ley que queramos aprobar.

Por ejemplo, es uno de los argumentos utilizados para defender los alimentos transgénicos. Como el hombre siempre ha manipulado por medio de selección y cruce las características genéticas de plantas y animales, y nos ha ido bien, también podemos hacer lo mismo, y más rápido, y mejor, cambiando inmediatamente y directamente los genes de las especies que nos interesa, entre ellas los nuestros. Estoy a favor de hacerlo en casos extremos donde haya urgencias o emergencias, o para producir fármacos o curar enfermedades, pero otra cosa es generar niños más guapos o más inteligentes.

Alerto de que existe por parte de los cradores de opinión una intención deliberada de tapar o confundir con un argumento -medio verdadero, medio falso- un motivo oculto, que es el de hacer dinero sin importar consecuencias ecológicas o laborales. ¿Qué mejor argumento que una verdad a medias?. Habría que prevenir sobre este modo de pensar, el cual los científicos nos cuelan continuamente, junto con otros muchos divulgadores de la ciencia como Eduard Punset, creando una opinión pública favorable a que se investigue todo sin dirección ni límites. Tal vez estaría dispuesto a que no hubiera límites a la investigación científica, porque nunca se sabe de dónde puede salir una nueva utilidad médica o tecnológica, pero estoy en contra de que los descubrimientos y avances puedan aplicarse a todo. En un mundo donde al menos el 75% de la investigación científica está en manos privadas -si usamos EE.UU. como referente-, ese todo significa todo lo que de dinero a los magnates de farmacéuticas y transnacionales de los transgénicos, sin contar con que el que la investigación esté en manos de la administración pública tampoco asegura la ética de sus aplicaciones, y veáse si no la venta de armas a países donde no se respetan los derechos humanos.

Los hechos históricos son hechos consumados, y si, por ejemplo, gracias a la tecnología militar apareció internet, sólo cabe decir que no hay bien que por mal no venga, al revés que el refranero popular. Siempre se puede encontrar maneras éticas de investigar. Por ejemplo la medicina se desarrolló durante siglos a golpe de herramientas como la sierra en medio de las campañas militares, y esa necesidad de ser crueles con nosotros mismos ha llevado a que la presión de colectivos con conciencia hicieran las luces de cierto científico investigador, que empezó a cruzar ratas en el laboratorio y dio con un modelo de rata blanca que a efectos prácticos funciona fisiológicamente y mentalmente como el hombre. Gracias a eso ya no necesitamos probarlo todo en nosotros antes de extenderlo como bien social. Cuando algo se hace mal, siempre hay un remedio, no vamos a seguir haciéndolo siempre mal, y no deberíamos dejar que nos vendan la moto para hacer siempre lo que les reporta beneficio económico, satisfaciendo así su compulsiva instatisfacción hedonística.

El artículo continúa: «… si se admite la cirugía estética, ¿por qué no la psiquiatría estética?… «Es como el maquillaje, hay quien lo querrá utilizar para seducir intelectualmente o quien quiera tapar sus errores», afirma Antoni Bulbena, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona.»

Tal vez nos hayamos acostumbrado tanto a la cultura de la belleza que nos hemos olvidado de que hemos de asumir ser cómo somos y asumir también, entre otras cosas, la vejez. Como sigamos en esta línea caprichosa, la humanidad pronto no estará preparada para afrontar las dificultades. Por ejemplo, un aumento repentino de las aguas provocaría millones y millones de muertos, sin contar las guerras, que a diferencia de las acutales, esta vez sí serían necesarias pora asegurar los recursos que empezarían a escasear. ¿Puede una sociedad de ególatras bien criados y consentidos sobrevivir en un mundo donde las leyes éticas como la ley de la vida pasarían a ser secundarias?. Pues sabido es que los principios morales sólo funcionan cuando las necesidades básicas se hallan cubiertas. Lógicamente, los habitantes del tercer mundo y los inmigrantes lograrán imponerse, y merecidamente, a esta sociedad de hermosísimos tontos, que comentamos con pasión las vicisitudes de la princesa mientras compramos en la carnicería, o si Raúl ha de volver a la selección mientras tomamos el vermut en el bar.

Las siguientes líneas extraídas de este artículo van en esta línea, y hablan de esos «potenciadores intelectuales», que ya no son ciencia-ficción sino una realidad sobre la que reflexionar y debatir, y sirven para finalizar este discurso bioético. Y es que, como decía una viejecita de ciento un años mientras sudaba diez quilómetros en su bicicleta estática, «si no duele no vale».

«…El yoga puede ser un buen entrenamiento mental para incrementar el rendimiento y nadie lo critica, quizá porque requiere un esfuerzo. Sin embargo, parece que el uso de potenciadores hace desaparecer ese componente de esfuerzo.»

Bueno, reconozco que cuando me pongo serio me vuelvo aburrido, pero finalizo ya. Antes, invito a todos los que os interese la bioética a pasarse a las lecturas de ciencia-ficción, donde se reflexiona a menudo sobre sociedades que ya no son tan futuras, donde la población se halla dividida en guapos y feos, listos y tontos, superdutados y acomplejados, donde la sociedad es perfecta y no da lugar al cambio, o donde los robots nos lo hacen todo y no necesitamos mover el culo para nada.

octubre 12, 2008

Galaxias como granos de arena (1960) de Brian Aldiss

Filed under: Lecturas — by elasturianu @ 5:28 pm

Se trata de una colección de relatos cortos de ciencia-ficción. Este es un género al que fuí adicto y al que le debo mi pasión por la lectura. No es la mejor colección que he leído, pero merece la pena reseñarse reflexiones como la siguiente:

El tiempo -como un elemento que puede ser sólido, líquido o gaseoso- tiene tres estados. En el presente es un flujo insasible. En el futuro es una bruma turbia. En el pasado es una sustancia sólida y vidriosa; entonces lo llamamos historia. Entonces no puede mostrarnos nada salvo nuestro rostro solemne.

Yo diría que la historia nos muestra pocas veces nuestro rostro solemne, y muchas más nuestro rostro miserable o desquiciado. En el siguiente extracto, Aldiss describe claramente la figura de un gobernante sabio, de esos que la historia da pocos ejemplos y el presente ninguno, por eso se han convertido en personajes de ciencia-ficción:

Era un hombre pálido, vestido austeramente de satén oscuro. Estaba reclinado en un diván. Sus rasgos eran desleídos, pero sus ojos trasuntaban una gran inteligencia; su voz era aflautada. Aunque su pose sugería sopor, erguía la cabeza en una actitud alerta que no escapó a tu atención.

Os examinó sin prisa, sopesando a cada miembro del grupo, y al fin te interpeló como si fueras el líder.

-Bárbaros -dijo sin más preámbulos-, con la locura de vuestros actos habéis sembrado estragos.

junio 16, 2008

Lo que Nalda decía (1999) de Stuart David

Filed under: Filosofía,Lecturas,Psicología — by elasturianu @ 4:17 pm

Esta es una emotiva novela que se lee con rapidez e interés. Su protagonista es portador de un secreto que pone en peligro su vida y que le obliga a desconfiar de toda persona que conoce y a vivir retraidamente, viviendo una vida insatisfecha en las esferas del amor, la amistad, el trabajo o el hogar.

Con un personaje de tanto potencial dramático y hasta trágico, se desarrolla una especie de cuento de hadas con final especial en el que el lector ve reflejados de alguna manera sus propios miedos y lo poco que a veces cuesta expulsarlos del interior.

Después de muchos meses de masticar novelas incomestibles o con desarrollos lentos -ninguna de las cuales logro acabar-, finalmente me he encontrado con una de esas pequeñas obras desconocidas que te desnuda y ante la que no vale cerrar las páginas y pasar a otra.

junio 2, 2008

Guía del autoestopista galáctico (2005) de Garth Jennings

Filed under: Cine,Filosofía,Lecturas,Sociedad — by elasturianu @ 11:42 pm

La función más admitida de la literatura de ciencia ficción es la de que es un género encargado de trasladar al futuro o al espacio profundo las preguntas, inquietudes y problemas del hombre actual. Cuando es el hombre universal el que es lanzado al hiperespacio o sumergido en las leyes de la robótica, estamos ante obras maestras como las de Isaac Asimov en la literatura, o Stanley Kubrick en el cine.

Esta es una película menor que responde a esta función básica del género. En ella vemos caricaturizados a personajes que son las tristes directrices del mundo que nos está tocando vivir, como son el capitalista o el presidente estúpido, marioneta ridícula que representa exactamente a dos de los presidentes en los que casi todos pensamos al instante. Es por tanto una cinta con un aceptable contenido social que sin embargo no llega a ser, para nada, peligroso o subversivo. También ironiza sobre las preguntas fundamentales del hombre, restándoles importancia.

Sus diálogos y situaciones son tan ingeniosos como improbables, y el espectador se sienta en el sofá con interés y carcajadas y una cierta admiración por el guionista. Pero conforme nos adentramos en la parte final la aventura hiperespacial pierde fuelle, es decir deja de interesarnos, quedando en pie algún gag estupendo, como el que les sucede a los personajes cuando les da por tener ideas.

Algunos momentos de humor son la lucha de los personajes contra la burocracia estelar, que parece ser algo universal, literalmente hablando, o la decisión interplanetaria de construir una autopista galáctica que pasa directamente por el hogar del protagonista.

Como cinta con cierta crítica social pero que finalmente sólo consigue divertir, acaba siendo la película perfecta para ver juntos los padres y los hijos. Divierte a la vez que despierta cierto espíritu crítico, que nunca está de más iniciarlo bien temprano.

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